Caracas, _ La selección venezolana de fútbol ha dejado más dudas que certezas durante su campaña en las eliminatorias rumbo al próximo Mundial. Su desempeño, lejos de consolidarse, ha sido irregular y decepcionante.
En los últimos partidos, los criollos han mostrado un juego predecible, sin contundencia ofensiva ni solidez defensiva. La afición, cada vez más escéptica, exige respuestas y resultados.
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La Vinotinto, dirigida por Fernando “Bocha” Batista, arrancó las eliminatorias con ilusión, pero sus últimas actuaciones reflejan falta de ideas, bajo nivel físico y poca efectividad.
Empates sin sabor, derrotas ante rivales directos y una preocupante desconexión entre líneas son solo algunos de los factores que cuestionan su merecimiento de ir a la Copa del Mundo.
Si bien aún quedan fechas por disputar, el margen de error se reduce. Venezuela necesita más que esfuerzo: requiere identidad, estrategia y mentalidad ganadora.
Las críticas no solo vienen del público, sino también de analistas y exjugadores, quienes coinciden en que la selección luce perdida y sin liderazgo real en la cancha.
Las individualidades no han marcado diferencias. Ni Rincón ni Rondón han logrado arrastrar a un equipo que luce apagado, sin hambre de gloria y sin claridad táctica.
Consulta aquí la tabla actual de las eliminatorias sudamericanas
Con un panorama así, la gran pregunta es si Venezuela realmente merece clasificar. El fútbol premia al que propone, al que lucha y deja todo en la cancha.
Hoy, la Vinotinto parece lejos de ese estándar. Clasificar sin merecerlo sería injusto con selecciones que sí muestran ambición, evolución y compromiso verdadero.
El tiempo apremia. Venezuela debe reaccionar ya si quiere cambiar la narrativa y aspirar con mérito a su primer Mundial.
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